miércoles, 10 de octubre de 2012

IV.-LA CUEVA DEL LAGRIMAL

La Sierra de Salinas está considerada el accidente geográfico más

importante del término de Villena y una de las principales áreas naturales del

alto Vinalopó.

En la zona occidental de este privilegiado enclave, a unos 1000 metros

de altitud, se abre La Cueva del Lagrimal que recibe su nombre debido al goteo

producido por las filtraciones de agua del interior de la sierra.

Orientada a poniente, posee un alto dominio visual del barranco que

surge a los pies de la cueva y del corredor que comunica Yecla y Pinoso. Esta

situación ofrece la posibilidad de controlar también los amplios recursos

naturales de la zona.

Probablemente, todas estas características proporcionaron la ocupación

de la cueva durante un largo periodo de tiempo en el que fue habitada por

grupos humanos pertenecientes a identidades muy distintas. Estos datos

precisos se conocen gracias a las excavaciones realizadas por el arqueólogo

José Mª Soler junto a la entrada de la cueva en 1956.

Los restos más antiguos hallados son fechados en el 5000 a.C. y

pertenecen a cazadores recolectores del Epipaleolítico o Mesolítico. Estos

pobladores fabricaban microlitos geométricos, un avanzado instrumental de

sílex, realizado con varias piezas de pequeño tamaño. Ello se supone un

extracto con cerámicas lisas y piedras pulidas del periodo del Neolítico fechado

por José Mª Soler en el 4300 a.C. Posteriormente, se localiza un enlosado

asociado a un punzón metálico perteneciendo al 2000 a.C.

Tras este periodo, la cueva se abandona hasta que vuelve a ser

ocupada en época medieval, en torno a los siglos IX y X de nuestra era.

El estudio de los restos óseos localizados en el yacimiento permite

identificar especies como el ciervo, la vaca, el caballo y la liebre, entre otros.

Además, se deduce que la caza constituía hasta el Eneolítico el 80% de la

fuente de alimentación, por tanto la agricultura y la domesticación fueron

tardías. Ello se desprende de la inexistencia de mordeduras de perros en los

huesos encontrados y, al contrario, es patente la rotura intencionada para

extraer el tuétano, práctica habitual en sociedades no agrícolas.

La economía se complementaría con la recolección de frutos y la

agricultura, esta última a partir del Neolítico. Actualmente, se encuentra una

porción del techo en el suelo de la cueva, ya que se desprendió años atrás.

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